10/06/2007

Metropolis

No se sabe como ocurrió. Unos hablaban de castigo divino, una especie de
Armagedón, otros de un virus, otros pocos dijeron que fue decisión de
la evolución. El caso es que rompió los esquemas mundiales de la libertad,
la intimidad o expresión. Nadie en los anales de la historia imaginó algo
así, dicen que al principio murieron miles, quizás millones. Y es que los
niños, apenas tenían fuerza para respirar, no se movían al pegarles
palmaditas al nacer.
La sociedad se puso en total coordinación para diseñar
un nuevo método para facilitar dar a luz y no ver apenados otro aborto más.
Se destinó todo el presupuesto a la sanidad natal, el porcentaje de muertes
era un 100%. Con el tiempo, esta se redujo de décima en décima.
Una sociedad envejecida se aterrorizó al ver el problema real, pues los pocos
supervivientes carecían de movimiento, sus médulas estaban mal formadas y
solo sentían de cuello para abajo, ningún movimiento más podía producirse.
Se reunieron los altos cargos de los países más avanzados, el asunto era
grave, el número de habitantes se reducía, se trataba de una extinción
lenta. Y la nueva y escasa generación, carecía de movimiento, como si sus
cuerpos hubieran involucionado en una distopía hasta para el más pesimista.
Investigaron seriamente la reproducción de médulas sanas, pero pronto se dieron
cuenta de la dificultad de su empresa y tuvieron claro, que era más sencillo
crear una sociedad adaptada a las nuevas condiciones, la democracia y el
capitalismo dejaron de tener sentido y se inventaron nuevos chips y
prototipos de autómatas diseñados para llevar una sociedad y cuidar a esta
nueva raza.
Tardaron años en terminar una metrópolis de seres semi-inteligentes, robóticos, que se regenerasen y evolucionaran. Lo llamaron Robocracia, pues los robots tenían el cometido de cuidar a sus superiores inválidos.

Llego el día, el último humano con movilidad murió. En si esta
era una sociedad perfecta, pues el hambre y la revolución no existían, ya
que eran pocos, no había injusticias y nadie de los presentes se movía
salvo en unidades móviles antigravitacionales, en las que se desplazaban donde
querían. Era una utopía de entendimiento y ocio total.

Un día, en uno de los escasos partos in-vitro con estimulaciones eléctricas, nació un niño que estalló a llorar cuando nació. El niño respiraba al venir al mundo, aún así las
máquinas no estaban programadas para ese acontecimiento y lo entubaron.
A los dos años gateaba, ante la ignorancia de los otros habitantes y pronto
empezó a dar sus primeros pasos. No tardó en comprender que esa sociedad no
estaba adaptada para él. No existían lavabos o cubiertos y se educó como un
animal, meando y cagando en esquinas, comiendo con las manos líquidos que
difícilmente se mantenían entre sus dedos. Apenas podía desplazarse, pues las
construcciones eran verticales, especiales para los nuevos transportes.
Tampoco se le concedía un robot ayudante pues él tenía manos. Todos le
miraban con miedo, incluso pena, tener que usar su cuerpo para poder hacer
algo era… simplemente primitivo. Cada vez fue más marginado y no sabía en
qué gastar su tiempo.


*****



Un día cumplí la mayoría de edad, y pude decidir hacer
realidad mi sueño, nada volvería a ser igual. Me operaron para seccionarme
la médula, iba a ser normal por fin.




Dedicado a Mateo, compañero de charlas, evates del destino, y amigo.



1 Comments:

Blogger mas de mi que de... lirio said...

hace dias que no se nada de ti!!! Un beso y gracias por este escrito... me gusta tu estilo y tu creatividad.

10:11 p. m., octubre 09, 2007  

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