1/11/2008

Carta a mi neurocirujano

Hola Dr. Primero me presentare, quizás usted ya me olvido, yo no. Soy Cristian Roig, ese extraño cordoma de clivus, que no salió como se deseaba. Si, se extrajo un 50% del tumor, alargando la vida del paciente, pero a cambio este quedo tetrapléjico. Mi intención no es hacerle sentir mal, si no recordarle o aconsejarle, para que en un futuro usted y sus pacientes se sientan mejor. Soy ateo acérrimo, y esta carta es 100% iniciativa personal. Solucionar el problema del movimiento es un 95% solución mía, de hecho ya he recuperado mucho, como normal, camino aunque cojo, ya he dejado de ser bizco, puedo teclear (lentísimo) con la mano derecha, y muchas cosas más que se están ampliando cada día, posiblemente piense, ingenuo, esto es irreversible, pero un día entrare sano a su consulta, y espero que entonces comprenda muchas cosas. Vayamos a lo que nos concierne, después de la operación, quizás no recuerde, pero tanto usted como su equipo escurrieron el bulto, prefirieron que fueran mis padres quien vieran lo que había. En el coma inducido, yo era consciente, y oí todos los comentarios, usted procedió a visitarme 2 veces, una inconsciente, y la otra consciente, menos de 3 minutos cada vez. Es posible que usted lo niegue, pero dejar a una persona moviendo solo los parpados, y que apenas ve nada, no es precisamente muy distinto a que el paciente fallezca, cogí 2 infecciones. Si estoy hoy escribiéndole, si, es en gran parte por el hospital, pero también es gracias a que aunque estaba muy inconsciente, nunca quise dormirme, a pesar de que estaba muy muy cansado. No quiero que admita que me trato como un fallo en su historial del que avergonzarse, quiero que recapacite, usted seguramente a estado media vida estudiando para llegar donde esta, y ser médico, neurocirujano, no es ser un dios que cambia las cosas, no es querer ser el mejor, no es fama o quizás mucho dinero en una clínica privada, no es ser más inteligente o hábil. Es ser una persona que sabe que tiene facilidad para poder ejercer ese cargo, y quiere compartir ese don con los demás, y poder compartir un momento esa dolencia, y si mas no, escucharnos e intentar buscar la solución que pensamos mas optima, no porque somos la elite, si no porque queremos compartir y transmitir ese don. Es posible que piense escusas, pero es un juicio individual y personal. Llegue a odiarle y a querer quitarle las cosas que usted quiere, pero aunque he tardado casi 11 meses en aprenderlo, no le guardo rencor, deseo compartir mi don con usted, y es posible que esta carta acabe arrugada en la papelera, tal vez no, quizás le lleguen otras cartas mas, o esta no sea la primera, en cualquier caso, deseo que sus pacientes, al igual que yo, compartan con usted algo más que enfermedades.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encanta que vayas quitando todos esos rencores que tenías, me gusta la carta y espero le llege y haga recapacitar.

Volveras a manejar tu mano derecha igual que la izquierda, la pena es mia que solo puedo ofrecerte una (ya sabes de que hablo, jeje)

Después de la tempestad, llega la calma.

Un besote grandote

9:17 p. m., enero 11, 2008  
Blogger mas de mi que de... lirio said...

Comprendo y comparto tu carta…
Y se que llegara a leerla y le tocaras aunque solo sea por un segundo ese corazón que tiene bajo su piel de indeferencia. Sabes, creo que no es algo personal la distancia que pone… intuyo que es la única forma que encuentran para no desfallecer con cada uno de sus pacientes. No logran un equilibrio y si se involucraran con cada uno cada fracaso los paralizaría… en todo caso esta muy bien que le recuerdes que siempre bajo su bisturí hay un ser humano que siente.
Yo tuve otra suerte, eran otros tiempos y mi destino era otro… mi neurocirujano, el Dr. Monges, se ha sentido iluminado y lo ha compartido mostrando una ínfima lagrima y decirle a mi familia después de ocho horas de quirófano que Dios le había iluminado las manos. Nadie apostaba ni un céntimo por que yo siguiera respirando.
Su meta es hacer con sus manos lo mejor que puedan y la nuestra recordarles que aun tienen un corazón.
Besos desde mi alma

10:01 a. m., enero 12, 2008  
Anonymous Anónimo said...

Cada vez me gustan más las cartas que escribes.

Yo creo que la mayoría de los médicos son humanos pero no pueden implicarse con los pacientes porque sino estarían en depresión constante, todo el mundo que acude a ellos es por algún problema. En mi familia hay gente que se dedica a la medicina y he visto el proceso de como aprenden a dejar a los pacientes en el hospital y no pensar más en ellos.
Tienen sentimientos pero deben apartarlos por su bien.

No justifico su frialdad, pero si la comprendo aunque también pienso que reconocer sus errores los haría más humanos y los pacientes los comprenderíamos mejor.

Un abrazo

2:45 p. m., enero 25, 2008  
Blogger mas de mi que de... lirio said...

Se que pasas de estas cosillas pero bueno… la verdad es como es… he dejado un regalito en mi blog para ti.
Besos desde mi alma.

8:57 p. m., enero 27, 2008  
Anonymous Anónimo said...

Una hermosa carta que demuestra lo grande que eres. Espero qye la llegase y aunque no se dignase contestar al menos recapacitase un buen rato y se diese cuenta de que poco a poco fue perdiendo su humanidad.

Besos

Arañita

1:24 p. m., marzo 02, 2012  

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