12/12/2017

Insomnia - Violeta


Noches Insomnes, se pasaba horas con la cabeza gacha, con la luz de un monitor, apartándose el pelo de la cara y buscando el sueño. Esa noche tampoco lo encontraba. Lo buscaba en la oscuridad, en canciones, en personas... tenía conversaciones aburridas, estresantes, confusas, experimentales, sexuales, y no conseguía conciliar el sueño. Por la mañana, habiendo dormido un par de horas, noctambulaba en su trabajo, donde el sueño era una constante. Una noche como otra de tantas, a falta de un par de días para la luna llena, abrió una conversación nueva, era un acto reflejo ya, llevaba haciéndolo durante años.
Ella dijo: -Hace frío.
El dijo: –Tienes frío.
Ella: -Es verdad
Hubo una pausa entre los dos de unos minutos
Ella: -¿Tampoco tienes sueño?
El: -Tampoco, llevo horas oyendo la misma canción.
Ella: -¿Por qué?
El: -Dura poco mas de un minuto, primero hay un sonido, de un segundo, luego le sigue otro de tres. Esa es la base, se va repitiendo tímidamente.
Ella: -Mándamela.
El: -Si la quieres tendrás que darme algo.
Ella: -No se que puedo darte, estoy Sola en una noche como muchas.
El: -Yo también estoy Solo, ven a dormir conmigo, te dejo elegir postura.
Ella: -¿Estas loco? No te conozco de nada.
El: -¿Quieres oír la canción o no?
Pasaron unos cuantos minutos en silencio.
Ella: -...
El: -No hay que pensarlo.
Ella: -¿Podría dormir encima de tu pecho?
El: -Sí.
Ella: -¿Solo dormir?
El: -Sí.
Ella: -No iré.
El: -Esta es mi dirección, no me despiertes.
El se desconectó y de nuevo el silencio se hizo en la habitación, en realidad vivían cerca.
Le hizo caso, no pensó, y salio a la calle en pijama, no había nadie, las calles dormían, y el insomnio caminaba con ella, iluminados por luces anaranjadas.
Empujó su puerta, se abrió sola.
Solo llegaba la luz cortada por las persianas, era una casa pequeña. Caminó muy despacio, se oía una canción de fondo, era tan sencilla, que era amable, no tenia ningún secreto, sin embargo se podían tardar años en encontrar esa combinación que a todos paso por alto. Cada paso duró una eternidad y su respiración se entrecortaba, como si de un gran esfuerzo se tratara. Al fondo la luz cortada incidía sobre El. Aparentaba ser un joven de pelo descuidado, no iba afeitado, estaba cubierto de cintura hacia abajo, parecía estar dormido. Eso la tranquilizo, nadie la veía, ni siquiera El. Cuando llegó, su respiración era ya estable, se desnudó delante de la cama, y entró en ella.
Puso su cuerpo frío encima de El, era reconfortante hallar calor. Entrelazó sus piernas, y notó el calor de su sexo junto al suyo, callados, inactivos pero cálidos. Apoyó su cabeza contra su pecho y cerró los ojos, le oía respirar al ritmo de un diapasón. Sintió que el sueño la invadía, el sintió lo mismo, los dos sonrieron sin que el otro lo supiese.
De madrugada ella abrió los ojos, todo seguía igual, ninguno de los dos se había movido, se separó lentamente de El, se puso el pijama, y se fue a casa.
Por extraño que pareciese, había conseguido conciliar el sueño.
Durante bastantes noches durmió encima de un cojín en vertical, olvidándolo todo, como si estuviese dormida encima de su pecho. Con los días fue olvidando esa sensación, volvió a buscarle con la cabeza gacha, a la luz del monitor. Solo cuando le necesitó, El apareció.
El: -Vuelves a tener frío.
Ella: -¿Como lo sabes?
El: -Porque yo también lo tengo.
Se detuvo la conversación unos instantes, se les hizo largos a los dos.
Ella: -¿Vas a ofrecerme algo hoy?
El: -Sigo escuchando esa canción.
Ella: -Mándamela.
El: -Si la quieres tendrás que darme algo.
Ella: -¿Que quieres esta vez?
El: Quiero que compartamos nuestra intimidad sin romperla.
Ella: -¿No preferirías otra cosa?
El: -Podríamos ir a una cafetería y atiborrarnos de pastelitos.
Ella: -Esta todo cerrado.
El: -¿Tu cama es pequeña?
Ella: -Sí
El: -Mejor. Posición fetal. Tú eliges delante o detrás.
Ella: Yo delante, mándame la canción.

Le dijo donde vivía y se la mandó. Puso la canción a sonar repetidamente, bebió un vaso de leche, se desnudo delante de la cama, y se estiró en posición fetal, no iba a venir...
Ocurrió muy despacio. La puerta se cerró lentamente, se oyeron pasos, una respiración entró en su cuarto, unos zapatos cayeron y ruido de ropa. Ella estaba de espaldas, era consciente pero no quiso decir nada, ella estaba en su intimidad, él en la suya, notó su frío pecho en la espalda y eso la reconfortó, su sexo rozar una vez su trasero y su respiración en la nuca. El pasó su brazo a su cintura, y quedaron unidos por la piel, los dos sonrieron, ninguno de los dos lo sabía, pero deseaban que fuese así. En la madrugada él se levantó, ella escuchó como se vestía, nadie dijo nada, de nuevo la casa en el silencio.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Uno de mis preferidos :)
O tal vez debería decir: "mi preferido". Así, a secas. Pues me sigue fascinando por su fuerza, su poder de atracción, su compleja simplicidad aparente, su aire intimista y al mismo tiempo... No sé ni como expresarlo. Supongo que tendré que conformarme con decir: su genialidad. TÚ genialidad.

Arañita

10:20 p. m., enero 07, 2018  
Anonymous Anónimo said...

Eres un genio pues con 50 horas de privación de sueño la mayoría nos convertimos en aprendices de zombie a los que les cuesta pensar medio coherente todo el rato, tú en cambio creas esta bella, intensa y poderosa historia.

:)

Arañita

6:06 p. m., enero 08, 2018  

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